miércoles, 6 de octubre de 2010

Capitulo XIV.LOS FERROVIARIOS EN LA HUELGA GENERAL.






Capitulo XIV

LOS FERROVIARIOS EN LA HUELGA GENERAL.

            El libro de Alvaro Rico en sus primeras páginas[1] informa que la dictadura organiza cerca de 42 plebiscitos durante el curso de la huelga general. De esos 42, tres son en organismos del Estado y uno de ellos es AFE[2]  y 39 en empresas privadas.
            Una primera observación que no es menor. El libro dice textualmente “El régimen organiza cerca de 42 plebiscitos…”. En realidad el régimen dictatorial impulso a través de una predica constante y machacona en todos los medios de difusión controlados y censurados, la realización de plebiscitos por voto secreto como medio de romper la huelga, y cuando los trabajadores por las razones que fueran decidían discutir la continuidad o no de la huelga, permitió que los mismos se realizaran. Hasta ahí, fue la intervención de la dictadura en la realización de esas instancias de resolución, pero de ahí no puede afirmarse ni concluir que el régimen los “organiza”.
            No puedo realizar una generalización, pero si puedo afirmar que en AFE y hasta donde estoy informado, ninguna organización sindical – y donde se estaba llevando a cabo la huelga general y la dictadura pretendía que se levantara, existía una organización gremial- permitiría que el régimen le “organizara” una consulta con los trabajadores. Seguramente existieron trabajadores que fueron influenciados por la predica del régimen, y otros que por otras consideraciones evaluaron la imposibilidad de mantener las medidas de lucha. Pero lo que es claro, es que la palabra “organizar”, es altamente inadecuada e inexacta para catalogar esa acción del régimen para concluir con la resistencia al golpe de Estado. Sobre todo, porque una de las partes esenciales de la actividad sindical de los trabajadores es justamente, la organización propia. Aun, para cuando tienen que resolver el levantamiento de una medida, que a veces implica la aceptación, siempre transitoria, de una derrota coyuntural.
            El mismo libro en otro apartado titulado “Bolentini propone plebiscitos obreros”, se da cuenta de declaraciones del Coronel Néstor Bolentini a la prensa, en la aquél afirma que “el Gobierno considera eficaz la realización del plebiscito en los que los personales de cualquier labor paralizada puedan expresar mediante el voto secreto su voluntad de trabajar o no. Esos actos contarán con todas las garantías que los interesados requieran al poder público”.[3]
            Este desliz conceptual en el que cae el libro, puede llevar a equívocos en las nuevas generaciones, que enfrentadas a este texto puedan concluir que las fuerzas armadas nos convocaron y nos organizaron las instancias en que algunos gremios resolvieron concluir- por las razones que fueran- con la resistencia mediante la huelga y la ocupación de los lugares de trabajo a la instalación de la dictadura.  Las únicas garantías que se reclamaron, en medio de un clima de represión generalizada, era que no fuera reprimida la realización de asambleas de trabajadores.
            A renglón seguido, el libro dice que de los 42 plebiscitos, 5 no se realizaron[4] por escasa concurrencia y que de los 37 restantes, 35 plebiscitos resultaron favorables a reintegrarse al trabajo y dos “terminaron negativos al reintegro”.
            Entre los 5 que no se realizaron y los dos que no resolvieron el reintegro al trabajo, no esta consignado que entre ellos estuvieran los trabajadores ferroviarios, por lo que debe concluirse que además de que el régimen nos “organizó” un plebiscito, el que realizaron los ferroviarios esta en la categoría de los que resultaron favorables a reintegrarse al trabajo.
            Pero a renglón seguido, se aclara las particularidades que tuvieron esos 35 plebiscitos: 9 de ellos resolvieron por unanimidad reintegrarse al trabajo[5].  En la lista que el libro trascribe, según lo publicado por el diario “El País” del 14 de julio de 1973, no figura el de afe, por lo que por lo que hasta ese momento informa el citado libro, el plebiscito en afe no fue resuelto por unanimidad.
            Sobre el mentado plebiscito en afe, el libro más adelante aporta otra información al consignar los hechos del día 5 de julio[6]. “Siguen los Plebiscitos. Los trabajadores son convocados e intimados a concurrir a su fábrica. Bajo la presencia de las fuerzas represivas y de la patronal se organizan votaciones para determinar si se entra o no a trabajar.(…) El plebiscito realizado en AFE resulta favorable a reintegrarse al trabajo. No se proporcionan cifras oficiales”. En afe, no existió nunca durante la huelga general  plebiscito alguno y menos aún con presencia de las “fuerzas represivas”.
            También el libro trascribe declaraciones de Bolentini,[7] en la que el militar dice:”Entablamos entonces un diálogo intenso con multitud de delegaciones de trabajadores que, abandonados por sus dirigentes, llegaron hasta aquí para conversar. De esta manera se forjó la progresiva normalización del trabajo pues numerosísimos sindicatos con la garantía del voto secreto (CUTCSA, ONDA, cutcsa, onda, afe, cita,  etc.) decidieron retomar la labor. La experiencia favorable del voto secreto, es tal vez lo más positivo de estos días”. El Comunicado Nº 115[8] del régimen complementa esa versión del Coronel Bolentini y que se refuerza con la versión que con relación a los trabajadores ferroviarios da el libro de Rico. “Gran cantidad cíe sectores de la actividad laboral han vuelto como resultado de la decisión mayoritaria lograda mediante el plebiscito por voto secreto. Ejemplos como los de afe, Cía. del Gas, del Transporte capitalino e interdepartamental y gran cantidad de establecimientos privados, demuestran claramente que la voluntad de la masa obrera de reiniciar su trabajo en bien del país, de la comunidad y de su propia familia, es muy superiora al efecto que sobre ella pudo haber tenido la presión ejercida por minorías organizadas[9], mediante la amenaza y la propaganda intensiva. El pueblo uruguayo espera con fe que éste sea el camino que han de tomar los trabajadores, que aún no han resuelto el retorno a sus tareas”.[10] Reitero, en afe ni hubo plebiscito, ni voto secreto, ni resolución alguna de Asamblea de sus trabajadores que resolvieran el levantamiento de la huelga general. Y menos aún, que “delegaciones de trabajadores que, abandonados por sus dirigentes (…) con la garantía del voto secreto (…) decidieron retomar la labor.

            Ya hemos intentado aclarar, la inflexión conceptual que se desliza, cuando al referirse a un eventual plebiscito en AFE, se firma que fue organizado por el régimen. Pasemos ahora a otros aspectos no menos importantes. Un primer aspecto tiene que ver con lo que se entiende por Plebiscito. El diccionario establece que esta modalidad de consulta es tomada por mayoría de votos. A diferencia de una resolución también tomada por mayoría de votos, un plebiscito se diferencia de una asamblea de trabajadores, en que es tomada mediante el voto secreto y que por lo general es para tomar una resolución a favor o en contra. Un plebiscito durante la huela general, según surge de la predica del régimen y de la información que brinda el libro de Rico, era el simple y único acto de votar en forma secreta si se continuaba o no la huelga general. De atenernos a lo que documenta el citado libro, a los trabajadores ferroviarios (abandonados por sus dirigentes), aceptaron que “bajo la presencia de las fuerzas represivas, estas le organizaran un plebiscito para que por “decisión mayoritaria lograda mediante el plebiscito por voto secreto”, resolvieran “claramente que la voluntad de la masa obrera de reiniciar su trabajo en bien del país, de la comunidad y de su propia familia, es muy superiora al efecto que sobre ella pudo haber tenido la presión ejercida por minorías organizadas”.

            Es cierto que los trabajadores ferroviarios organizados sindicalmente en  la Federación Ferroviaria, abandonaron la medida de huelga general antes de la resolución de la Mesa Representativa de la cnt. La Mesa Representativa resuelve el levantamiento de la huelga el 11 de julio, mientras que en afe esto se resuelve el 8 de julio.

            ¿Quién y cómo se levanta la huelga general?

            El desarrollo de la huelga en los ferrocarriles empieza el 27 de junio en las primeras horas de la tarde y es en todo el país.   
            En Paysandú, lugar donde esta enclavado otra gran concentración de ferroviario, ya que allí estaban instalados otros de los grandes talleres que junto al de Peñarol y el de Piedra Alta, atendían las necesidades del entre ferroviario. En esa ciudad estaba radicada la cabeza de la segunda filial en número de afiliados de la Federación Ferroviaria: la Unión Ferroviaria del Midland. Por otra parte esta ciudad, era la segunda en importancia del país: Alli los ferroviarios, tienen una activa participación en el  movimiento huelguístico, acompañando a los obreros textiles, de las curtiembres, bebida, aceiteros, municipales, del portland, bancarios, frigoríficos, construcción, del de dulce, estudiantes, docentes y funcionarios de la Universidad de la República.[11]
            Luego de producirse el desalojo de los talleres Peñarol que habían sido ocupados, la misma continúo. La versión del gobierno dictatorial, trataba mediante información falsa, afectar la firmeza que los ferroviarios desarrollaban.[12]
            Pese al anuncio del gobierno realizado el 30 de junio de que los ferroviarios se estaban reincorporando a sus tareas, el 1º de julio, el Directorio interventor, realiza un emplazamiento a los ferroviarios exigiendo la presentación del personal para el lunes, amenazando con sanciones por no hacerlo[13]. Ese mismo día el comunicado oficial Nº 36 daba cuenta que en afe se estaba en “vías de normalizarse”.[14] El lunes 2 de julio, pese a las intimaciones, continua la huelga en los ferrocarriles[15].
            Dos días después, el 4 de julio, el comunicado oficial del gobierno Nº 46, vuelve a anunciar que en AFE las actividades “comienzan a regularizarse”.[16]
            Una información que no hemos podido confirmar, da cuenta que el 6 de julio, en Paso de los Toros un tren que corría desde Montevideo a Rivera, fue abandonado en esa ciudad por los obreros ferroviarios en huelga[17]. Durante toda la huelga general, las autoridades militares de afe intentaron correr trenes con “carneros”. Distintas formas de sabotaje y bloqueo de las vías, impidieron mientras se mantuvo la huelga, que saliera ningún tren desde Peñarol o Bella Vista, las dos remesas de locomotoras ubicadas en la capital. Lo que no quiere decir que no haya existido la intención de hacerlo desde la remesa de Paso de los Toros y allí haya ocurrido el hecho que se menciona.
            Las distintas agrupaciones existentes en la dirección del gremio, habían resuelto constituir un Comité de Huelga reducido (5 integrantes) que supliera el funcionamiento regular de un Consejo Directivo que en caso de la Unión Ferroviaria, una de las tres filiales que constituían el Consejo Federal de la Federación Ferroviaria, era de 30 miembros. El Comité de huelga oficiaba de lugar de resolución de las posiciones que allí trasladaban las 4 listas existentes. El funcionamiento colectivo más amplio era responsabilidad de cada una de las listas por separado. También el comité de huelga, había delegado responsabilidades en la atención del vínculo con los distintos sectores de trabajo, mediante mecanismos que cada sector iba definiendo según las condiciones existentes.
            El 7 de julio a propuesta de la lista 5, en las primeras horas de la tarde se reúne el comité de huelga para evaluar el desarrollo de la paralización a nivel del gremio.
            La reunión se realiza en el local sindical de la Avenida Sayago 1507. Allí, Ramón Martínez[18] a la postre Presidente de la Unión Ferroviaria y quien representaba a la lista 5 en el comité de huela conjuntamente con Otto Vidal, realiza un informe de la situación existente en los sectores administrativos de la estación central, sobre los que ellos tenían la responsabilidad de mantener los vínculos. Según la situación existente allí y en otros lugares del país, Ramón Martínez plantea la necesidad de convocar a una asamblea del gremio para levantar la huelga. Sostiene que en varios sectores crece la necesidad de levantar la huelga y que es mejor que si se llega a esa resolución, la misma se realice de forma orgánica por la dirección del gremio. Adelanta que ya habían realizado gestiones antes las autoridades para que se autorizara esa asamblea, que se realizaría esa noche misma. En el interior del país, a la desinformación y los comunicados oficiales de la dictadura, se sumaban algunos medios de prensa, como el  periódico “Norte” de Rivera que informaba el 2 de julio que “Será normal la actividad en afe y Bancos. Claro que esta es una opinión aventurada, totalmente extraoficial. Pero de acuerdo al trabajo de encuesta realizado anoche, el 100% de los funcionarios de afe estarán a la orden, al igual que los bancarios”.[19]
            El delegado de la lista 13, que representaba a la agrupación de la roe, sostiene que en el sector sobre los que mantienen vínculos estrechos y regulares, refiriéndose a los sectores obreros de los talleres de Peñarol  y las estaciones de la zona local, la situación es aún firma de adhesión a las medidas. Esta de acuerdo en que se realice una asamblea para analizar la situación, pero no está de acuerdo en que ella sea ese mismo día, pues existían dificultades para convocar a una cantidad importante de trabajadores y se corría el riesgo de que sí, concurrieran en forma masiva aquellos sectores más proclives al levantamiento de la huelga.
            Pedro Toledo, representante de la lista 9 identificada por la agrupación del Partido Comunista, si bien se afilia a la realización de la consulta, defiende la necesidad de tener en cuenta las resoluciones de la conducción de la cnt.
            Por la vía de los hechos, ya estaba decidida la realización de la asamblea, por lo que era muy importante fijar la posición que a ella llevaría la dirección del gremio. Aquellos que valoraban que ya no se podía mantener la huelga y que había que levantarla, fueron en principio proclives a no influir en la decisión. No llevar posición.
            No recuerdo la posición de los compañeros de la lista 1, aunque reo que en esos momentos estaban algo desmembrados por la detención y posterior procesamiento de algunos de ellos por su vinculación con el mln.
            Nosotros sostuvimos que la dirección debía llevar una posición y que ella debía ser formulada al inicio de la asamblea. Esa posición debía ser que “manteniéndose las causas que dieron origen a la huelga general (el golpe de Estado), debería mantenerse la medida”. Esa propuesta es aceptada por todos, con el agregado que plantean los compañeros de la lista 5, de que luego de formulada esa opinión de la Directiva, ningún dirigente de la misma daría su opinión personal. Se acuerda ese criterio de conducta.
            Las horas que separaban de la asamblea, fueron usadas para tratar de divulgar entre los compañeros su realización y lograr la mayor asistencia. Estaba claro que la asistencia a la misma, se circunscribiría a Montevideo y algunas zonas muy cercanas, ante la falta de locomoción. Pero también era claro que la importancia que tenía la huelga ferroviaria en el marco de la movilización general, era que no corriera ningún tren y para eso era estratégico los sectores (Remesas y Talleres y las Estaciones) de Montevideo. Ya se habían frustrado varios intentos de las autoridades de afe, de lograr que saliera un coche motor de central recorriendo el trayecto de la zona local. Se quería que esa unidad saliera y recorriera las vías tocando silbato, así de esa manera se señalaría al conjunto de fabricas (textiles, etc.) instaladas a los costados de las vías, que también los transportes ferroviarios habían sido doblegados.[20]
            Pasadas las 19.00 horas, en las instalaciones del local que tenía en construcción la Unión Ferroviaria a pocas casas de su local sindical y con una presencia que colmaba las instalaciones de su primer piso y extendiéndose por las escaleras a medio construir, dio comienzo la asamblea. Tal como estaba acordado, Ramón Martínez dio comienzo a la misma, trasladando la opinión resuelta por la dirección: ya que se mantenían los hechos que dieron origen a la huelga general, ésta debía mantenerse en todos sus términos. A partir de ahí, los directivos nos mantuvimos en silencio, dando lugar a las intervenciones de los asambleístas.
            Era claro el clima que se vivía. Los compañeros de base de la tendencia y los comunistas, hacían uso de la palabra acompañando la posición que había trasladado la dirección del gremio. Compañeros afín a la lista 5, afín a los socialistas, mantenían una actitud activa en la asamblea, aunque no hacían uso de la palabra y en los casos que lo hacían respaldaban a la dirección pero evitaban ser categóricos con relación a la posición que finalmente se debía asumir. Otro sector, que no era el que habitualmente se veía en las asambleas, mantenía silencio y era claro que habían venido a levantar la mano para levantar la huelga.
            Para nosotros estaba claro que con diferentes valoraciones, podría existir una mayoría no muy amplia, pero que levantaría la huelga. La dificultad para que eso cristalizara, radicaba que esa resolución iría contra la opinión manifestada por la dirección. Y esto en nuestro gremio y en esos años, era difícil que se materializara. Se respetaba con exceso, la opinión de los dirigentes.
            Cuando ya había trascurrido un poco menos de una hora de iniciada la asamblea, se produce la llegada al local de varios camiones del ejército que rodean el edificio, irrumpen en la sala portando ametralladoras y empiezan a desalojar el local. Mientras las autoridades del dialogan con el oficial que pistola en mano conducía el operativo desde el estado, los ferroviarios eran puestos contra la pared con las manos en alto a lo largo de la avenida Sayago por ambas aceras. Desde la altura del Ce.So.Pe[21] hasta casi Aparicio Saravia.
            Cuando los soldados se dieron cuenta que las filas de ferroviarios contra la pared se extendía demasiado y se corría el riesgo de que la cantidad de efectivos no dieran a basto para mantenerlos bajo vigilancia, se suspendió la sacada para fuera y se opto por mantener al resto dentro del local. Luego de medía hora y de consultas por las radios portátiles, el oficial recibió la información de que dicha asamblea había sido autorizada y optaron por retirarse.
            El clima con el que regresan a la asamblea los trabajadores era de profunda indignación. Finalmente se vota una moción que planteaba respaldar la posición llevada a la asamblea por la dirección del gremio. La huelga se mantenía y por un respaldo muy amplio.
            Cuando parecía que habían quedado resueltas las diferencias que realmente existían en el seno de la dirección del gremio, un integrante de la asamblea solicita la palabra. Se trataba de un compañero de base, que claramente estaba identificado por las posiciones de la lista 5, proclives en ese momento al levantamiento de la huelga. En su intervención expresa su confianza en las resoluciones de la dirección del gremio y formula una nueva moción que no contrapone a la votada anteriormente, pero que dejaba en manos de la dirección la resolución futura sobre la continuidad o no de las medidas.
            Quienes percibimos que atrás de esa nueva moción se intentaba revertir el resultado negativo al levantamiento de la huelga por la asamblea, planteamos que la misma había sido convocada para resolver si se continuaba o no la huelga y eso había sido resuelto por el voto mayoritario, por lo que estaba de más resolver otra cosa, y nos retiramos de la misma.
            La asamblea, o lo que quedaba de la misma, vota afirmativamente un apoyo a la dirección y dejar en sus manos la resolución. Estaba claro que se votaba algo confuso, por lado el apoyo a una dirección que no estaba en discusión y que por otra parte había llevado la posición de mantener la huelga. Y por otro lado, habían quienes sabían y por eso depositaban en la dirección la resolución, que la mayoría de la dirección (lista 5) era partidaria de levantar la huelga.
            La huelga continuaba. Algunos compañeros, Roberto Pérez entre otros, salieron a recorrer algunos lugares del interior, para seguir sosteniendo la huelga.
            Al otro día se reúne el Comité de huelga. Allí en función de lo resuelto en la última moción aprobada por la asamblea, los compañeros de la lista 5, proponen levantar la huelga. Los delegados de las listas 5 y 9 (no recuerdo si estaban los compañeros de la lista 1), votan en primera vuelta negativamente en función de acatar la resolución original de la asamblea. Luego de una larga discusión Pedro Toledo (lista 9), dice sumarse a la posición mayoritaria de levantar la huelga y hace un llamamiento para que la lista 13 también lo haga, para que no existiera una división en la dirección. No es aceptada y con el voto en contra del delegado de la lista 13, se resuelve levantar la huelga el día 8 de julio.
            Sin embargo sobre la fecha de levantamiento de la huelga en afe, el libro de Álvaro Rico genera una nueva confusión. Según dicha material el viernes 6 de julio el personal ferroviario se presenta a trabajar desde ayer, por lo que la fecha de levantamiento de la huelga esta ubicada el día 5 de julio[22]. Sin embargo al consignar los sucesos del día 8 de julio, se informa que “Salen ferrocarriles de Estación Central y a determinada altura de su recorrido los maquinistas “se pierden” entre las vías o bien en tren se rompe o se da el caso de que no pueden circular porque hay barricadas en las vías[23]. También ese día, en el que supuestamente se levanta la huelga, el libro de Álvaro Rico incorpora una información. Según la cual los ferroviarios en Paysandú realizan dos asambleas “que resuelven ir a trabajar sólo cuando las Fuerzas Conjuntas empleen la fuerza para obligarlos”. Y que cuando los militares intentan conducirlos a la fuerza a los lugares de trabajo, “se niegan a subir al camión (…) y se trasladan a pie al cuartel de la capital sanducera manifestando por la calle y cantando el himno nacional. Por el camino reciben el apoyo de otros sindicatos. Fueron retenidos durante algunas horas y regresan al centro de la ciudad de la misma manera”.[24]
            Mas adelante, cuando realizan un cuadro de empresas, fábricas y organismos que el día 12 continúan ocupados, se informa que en AFE: “Estaciones y Talleres en Peñarol”.[25]
            Por si existen dudas sobre la fecha exacta del levantamiento de la huelga en afe, también puede recurrirse al Documento de las “Tres F” (fus, foeb, funsa) quien establece dicho levantamiento entre el día 4 y 8 de julio: “En los días 4 al 8 de julio se desmorona la huelga en el Transporte y se levanta en Municipales, estibadores, todo SUANP y Ferroviarios…”.[26]
            Pese a los avatares del gremio ferroviario, la cooperativa de consumo del personal de AFE, el día 9 mantenía la huelga.[27]
            Luego de la represión desatada contra la movilización realizada en el centro de Montevideo el 9 de julio, los ferroviarios deciden parar 24 horas en repudio a esos hechos.
            Para la instrumentación de ese paro y para evitar que el Directorio corriera algún tren con “carneros”, la noche del 9, concurrimos con Gilberto Coghlan a la estación Colón para esperar un tren de carga que llegaría a la media noche hasta allí. La llegada de ese tren en momentos que empezaba el paro de 24 horas, nos permite el bloqueo de las vías en esa estación y ocultar las llaves de la maquina. En eso momento actuaba de jefe de dicha estación Luis Alberto Raymundo, un ex integrante de la directiva del gremio  e integrante de la ROE, lo que da motivo para la detención del mismo por los militares. Raymundo es internado en la Escuela de Armas y servicios, en el kilómetro 14.

            Luego de culminada la huelga general y en el curso del mes de julio de 1973, la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida, la Federación Autónoma de la Carne, la Asociación de Empleados y Obreros de Conaprole, El Sindicato Único Nacional de la Construcción, la Federación Ferroviaria, la Unión Nacional de Trabajadores del Metal y Ramas Afines y el Congreso Obrero Textil, emiten un comunicado dirigido al Ministro de Trabajo y Seguridad Social y a la opinión pública en el que dicen que “Interpretando sin duda el sentir de la totalidad del movimiento sindical uruguayo auténticamente representativo, sin perjuicio de la opiniones que sobre la situación general del país sustentan las respectivas gremiales, desean puntualizar” sobre un “dialogo del gobierno con los sindicatos”.
            El comunicado de los sindicatos subraya “que mal puede hablarse de diálogo en tanto se producen (…) prisión y requerimiento, en el marco de las “medidas prontas de seguridad”, de dirigentes y militantes sindicales, los que, en algunos casos, han sido objeto de malos tratos (…) clausura de locales sindicales, con incautación de bienes (…) despidos masivos, en la actividad privada (…) despidos, pases a disponibilidad, sumarios y sanciones” en la actividad pública. Sobre estos aspectos que los sindicatos afirman que reputan como “absolutamente prioritarios”, “planteamos su intervención”.
            Sobre la política salarial, sostienen que “debe ser revista (…) con inmediatez”. Luego de argumentar en contra del decreto de aumento del 25% y el 27% para públicos y privados respectivamente y plantear que el aumento “debía oscilar entre un 65 y 80%”, concluyen que “hay una realidad irrebatible: es imposible vivir con los salarios actuales (…) a lucha por un salario decoroso (…) es un objetivo básico de todo sindicato, su elemental razón de ser y que, por consecuencia, ningún gremio puede renunciar a la misma”.[28]
            El manifiesto, culmina  informando “que para dar cuenta del resultado de esta gestión, hemos convocado a los sindicatos para una reunión a realizarse (…) en la Federación Autónoma de la Carne (…) por lo que solicitamos quiera disponer lo necesario para posibilitar que se lleve a efecto sin impedimentos”.[29]
            El lunes 30 la Mesa Sindical Coordinadora de Entes eleva documento al director de la Oficina Planeamiento y Presupuesto, firmado por la Federación Ferroviaria, aute, ancap, ose, aebu, suanp, Organización de Trabajadores Aeronáuticos, sobre la  situación salarial, el anteproyecto de Reglamentación Sindical, los despidos, pases a disponibilidad, traslados, sumarios y sanciones económicas, detención y requerimiento de dirigentes y militantes.
            Al otro día y cuando se realizaban intensas discusiones sobre la posibilidad de acompañar una propuesta de paro general que impulsaba la cnt para el próximo 2 de agosto, en un allanamiento del local sindical de la Unión Ferroviaria se produce la detención de casi la totalidad de sus dirigentes, los que son conducidos al cuartel de Ingenieros Nº 5 de Peñarol y posteriormente a la Escuela de Armas y servicios ( kilómetro 14 de camino Maldonado).[30]
            El paro del 2 de agosto, finalmente se suspende por “falta de condiciones”[31].



[1] 15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973. Página 35.
[2] Los otros dos son el Banco Hipotecario del Uruguay y la Compañía del Gas.
[3]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973. Pág. 188.

[4] BHU, Domingo Mantero, Banco Mercantil, Ramponi y Gosta.
[5] Víctor Facal, Murara, Bello Hnos., Felitti y Camejo, José Ma. Ave, José Gil Justes, Laborde Hnos., Alberto Brignoni, Fibratex.
[6]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973. Pág. 378.
[7] Ibid. Pág. 487.
[8] Ibid. Pág. 524.

[9]  Dos comunicados del régimen se dedican a atacar a la dirección gremial de los ferroviarios, “15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973. ver página 252 bajo el título de “Falsos dirigentes ferroviarios”.
[10] Comunicado referido al día 9 de julio de 1973.
 
[11]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973,  página 173 .
[12] El dictador Bordaberry informaba el 30 de junio a la prensa sobre la «normalidad laboral»: diciendo que habían sido desocupados los talleres de AFE en Peñarol y los trabajadores se reintegraban paulatinamente a sus tareas. ibid, página 257.
[13]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973,  ,  pág 269.
[14] Ibid, página 275.
[15] Ibid, página 284.
[16] Ibid, página 359.
[17] Ibid, página 412.
[18] Ibid, página 485, que algunos testimonios, mencionan la integración de una comisión coordinadora entre la CNT y el Frente Amplio integrada por los dirigentes sindicales frenteamplistas Thelman Borges (COT), Víctor Semproni y Santiago Minetti (AEBU) y Ramón Martínez (Ferroviario).
[19] Ibid, página 286.

[20] Esa política había tenido éxito, como lo documenta el libro de Rico, en los medios de transporte en Montevideo.

[21]  Centro Social Peñarol ubicado en la esquina de Avenida Sayago y Camino Edisón.

[22]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973, página 417.
[23] Ibid, página 468.
[24] Ibid página 474 y 489.
[25] Ibid, página 612.
[26] Ibid, página 606.
[27] Ibid, página 515.

[28] En la fundamentación que se establece que “la abrumadora mayoría de los sindicatos ya habían rechazado”esos porcentajes formulados por el gobierno antes del 27 de junio. Que el deterioro del salario real en 1972 había sido cercano al 20% con relación al año anterior. Que el porcentaje decretado era inferior al alza del costo de vida en lo que iba del año 1973 (36%) y que para el segundo semestre se estimaba en un 10%. O sea que mientras al costo de vida aumentaría entre un 50 a 52% los salarios lo harían entre un 25 y un 30%.
[29]  Documento de archivo del autor. Está fechado julio de 1973 y en donde se establece el día y la hora de la reunión en la Federación Autónoma de la Carne, figura con puntos suspensivos.

[30]15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de estado y Huelga General. 27 de junio – 11 de julio de 1973,  páginas 55 y 556 . Se publica una lista parcial que se encuentran presos el 10 de julio (o que caerán en los próximos días) en el cilindro. Allí se nombran a Pedro Toledo, Ramón Martínez, Francisco Maiorana, Gilberto Coghlan, Héctor Althesor, Raúl Olivera, Félix Vidarte, Walter Caulia, Ulises Villanueva, Balles Acevedo (Ferroviarios); Ángel Álvarez, Felix Vidarte. Creo que ninguno estaba preso en esa fecha, salvo Luis Alberto Raymundo y los que fueron detenidos el 31 de julio, no fueron recluidos en el Cilindro.
[31] Ibid, página 637.

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